Prueba Mazda CX-5 Skyactiv-D 150 4WD Automático: al cuerno con la tradición

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Prueba realizada por Gaby Esono

stamp2Que Mazda es una marca diferente es algo que en Cochesafondo.com hemos venido notando desde que cayó en nuestras manos el primer Mazda3. Más allá de desarrollar modelos de una estética claramente diferenciada del resto, han sido capaces de consolidar una personalidad muy definida, pensando sobre todo en satisfacer a aquellos conductores que gustan de una conducción directa y efectiva, pero sin renunciar a unos niveles de confort que hagan agradable el uso de sus coches en el día a día.

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Éste es un mérito que rara vez se consigue (si quieres efectividad, normalmente tienes que renunciar a un cierto refinamiento de marcha, y viceversa), a no ser que tengas los recursos de una marca premium para desarrollar un bastidor que te permita jugar a ser coche grande. En general, hasta donde yo he visto, la firma de Hiroshima no se queda demasiado lejos de esa idea.

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Mazda, sin embargo, es una marca en la que poca gente piensa cuando han de comprar un automóvil. Quizá sean esos rasgos tan característicos, casi manga, de sus modelos los que los hacen parecer mucho más exóticos que, por ejemplo, el inconfundible Golf o, ya que estamos con un nuevo miembro del segmento de los crossovers compactos, el Nissan Qashqai, aunque sus más de 4,5 metros de longitud (y su gama de motores de 150 CV para arriba) lo colocan en una escala un punto superior, junto con el Qashqai+2 (el de 7 plazas).

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Tras el rotundo éxito de su paisano japonés (aunque Nissan lo fabrica en el Reino Unido), cada vez más marcas están queriendo aprovechar el tirón de lo que empezó como un nicho y se está convirtiendo en todo un fenómeno, que no por lógico deja de ser inesperado. Los todoterrenos gustan y, ya que no todo puede o quiere permitírselos, tiene todo el sentido del mundo desarrollar un modelo que se ajuste a las necesidades de la inmensa mayoría pero con una pinta que se ajusta a lo que a muchos nos gustaría tener en el garaje.

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Así, después del Qashqai llegó el Mitsubishi ASX, del que Peugeot y Citroën tienen ya en la calle sus respectivos homólogos, el 4008 y el C4 Aircross. El Opel Mokka está al caer, mientras que el planteamiento más elitista del Mini Countryman ya está encontrando bastantes adeptos.

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Ante todos ellos, el único que se me ocurre que puede plantarle cara como modelo “diferente” es el Subaru XV, otra marca que como Mazda, puede presumir de salirse del camino trazado para ofrecer productos que, a pesar de estar hechos para las masas, son capaces de llamar la atención cuando te cruzas con ellos.

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El Mazda CX-5 es el primer modelo de una nueva generación de esta marca que van a lucir la etiqueta Skyactiv. Hace justo ahora dos años que comenzaron a hablar de esta nueva forma de hacer coches, con la que buscan fundamentalmente la mejora de la eficiencia optimizando lo que ya se tiene. Es decir, haciendo motores más limpios, transmisiones más eficaces, y bastidores y carrocerías más ligeros. ¿Y dónde mejor se podía estrenar esta filosofía que en un segmento donde su propia concepción penaliza sin remedio estos valores?

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