Prueba realizada por Gaby Esono




Y es que no es tan fácil conseguir a la tercera lo que la gente de Múnich lleva casi 4 décadas desarrollando y puliendo hasta alcanzar algo bastante parecido a la perfección dinámica de la que, sin duda, puede presumir este bávaro del segmento D.
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Los tiempos cambian para todo el mundo, y BMW no podía ser ajena a ello. Por eso, aunque todo es bien sabido que la única construcción que puede rivalizar en suavidad y refinamiento de marcha con un motor V12 es la de los 6 cilindros en línea, la necesidad de rebajar los niveles de emisiones (y los costes de desarrollo y producción, no nos engañemos) hacían necesaria la creación de propulsores más compactos y sencillos, con menos cilindrada, menos piezas… No quedaba otra que apostar por los cuatro cilindros, de momento.






Si te gustan las levas, te hartarás de subir y bajar marchas desde el volante (aunque los límites no los marcarás nunca tú, sino la protectora electrónica). Y si no, no importa demasiado, porque esta caja de cambios reacciona con inmediatez a las indicaciones del pie derecho. Además, consume menos que con el cambio manual. ¿Qué más se puede pedir? Que acompañe a un motor seis cilindros, tal vez.
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Más eficiencia y rendimiento por un lado. Menos peso por el otro. Este último es el argumento esgrimido por BMW para justificar la presencia de únicamente 4 cilindros bajo el capó del 328i.




Es una sensación, más que una certeza, porque las diferencias reales sólo las podría dirimir un cronómetro en un trazado cerrado al tráfico. Eso sí, el tacto de su nueva dirección de asistencia electromecánica, aun manteniendo el tono “masculino” habitual, es ahora algo más suave en parado y a baja velocidad, pero gracias a la función Servotronic, que la endurece a medida que nos ponemos serios, se vuelve muy precisa y agradable de utilizar en tramos revirados.
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Alguno dirá, al ver las fotos: «Pero este coche subvira, ¿no?». En efecto, hoy en día cualquier marca «normal», premium o no, configura los bastidores de sus coches para que, independientemente de que la tracción sea delantera, trasera o total, la primera reacción en caso de excederse en una curva sea que el morro siga recto, porque es lo más fácil de corregir llegado el caso.
La diferencia de este BMW es que, si eres de los que sabe lo que se hace (no de los que piensa que lo sabe…), te permite jugar con las inercias para hacer lo que sólo la propulsión permite, y que nosotros en esta ocasión hemos preferido omitir en las fotos.
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Si te bajas de un BMW Serie 3 de hace 2 años y te subes en el actual, la impresión que tendrás es de que han cambiado pocas cosas, afortunadamente. El equipo de interiores de la firma bávara le tiene tomada la medida al diseño de un puesto de conducción, que en este coche roza la perfección. Amplitud, la justa y necesaria. El acceso a todos los mandos, ideal. El tacto de cualquier panel o tecla, verdaderamente premium.


Los 93 mm que ha crecido la carrocería de este modelo, hasta alcanzar los 2.624 mm de longitud, además de no mejorar demasiado el acceso a las plazas traseras, apenas se han traducido en un centímetro y medio de espacio para las piernas detrás. Sí se ha ganado en capacidad de maletero, que ahora cubica 480 litros, por los 460 litros de su antecesor, aunque el piso sigue sin ser completamente plano.

Lo que sí tolerará, sin embargo, es el Drive Experience Control o, dicho de otra manera, la forma como BMW permite al conductor pasar de una tranquila berlina a un buen deportivo simplemente pulsando una tecla. La primera vez que vi este sistema fue en el BMW 730d, y ya entonces me llamó la atención cómo la electrónica era capaz de cambiar de una forma tan notoria las reacciones de todo el coche.
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La progresión del acelerador, la velocidad de respuesta del motor, el comportamiento de la caja de cambios, la reacción de la dirección asistida (y del Servotronic, en este caso) y el umbral de respuesta del control de estabilidad DSC (además de la suspensión activa, si eliges esta opción por 1.273,13 euros) ven modificadas sus leyes de actuación a tu voluntad entre cuatro niveles: Eco Pro, Comfort, Sport y Sport+.
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[/tab] [tab name=’Conclusión’]
Alguien dijo que el actual BMW Serie 3 es la mejor berlina del mundo. Después de haberlo probado, he de decir que le entiendo.


Lo que pide a cambio son 40.400 euros con cambio manual, más otros poco más de 2.800 euros por el muy recomendable cambio automático.
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