Prueba Renault Clio 1.2 TCe S: pasión por las pegatinas

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Prueba realizada por Roger Escriche

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Renault lleva un tiempo reestructurando su oferta de vehículos deportivos con la aparición de todo tipo de variantes, versiones y familias completas. Lo particular de la propuesta es que en la firma francesa tienen muy claro que no hay que entender la deportividad en sentido estricto, sino que la oferta deportiva puede adaptarse a todos los clientes y, lo que es más importante, a todos los rangos de precios.

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Así, si las versiones GT ofrecen aspecto deportivo y una gama de potencia media a precio asequible, la nueva familia Gordini se presenta no sólo una propuesta estética diferenciada de las gamas convencionales, sino como una forma de recuperar la deportividad clásica del histórico preparador. Es evidente que el usuario del Renault Clio Sport, con su irreductible atmosférico de 200 CV, y el usuario del Clio S no son ni de lejos la misma persona, simplemente porque hay casi 10.000 € de diferencia entre ambos.

El comprador de las versiones más sencillas del utilitario también puede tener su dosis de deportividad. El Clio S, una variante recuperada de la primera generación del modelo, se ofrece con el propulsor de gasolina 1.2 TCE de 100 CV protagonista de la prueba y con un 1.5 dCi de 85 CV, sobre la base del nivel de equipamiento Expression.

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Los superventas de la categoría, léase Opel Corsa, SEAT Ibiza, Peugeot 207, Citroën C3 o Volkswagen Polo, disponen todos ellos de versiones de gasolina que rondan por arriba o por abajo los 100 CV, aunque en ningún caso con un planteamiento estético tan contundente como el del Clio S.

Hay también un par de propuestas que se acercan a las características mecánicas del modelo francés, muy especialmente el Skoda Fabia con el motor de gasolina 1.2 TSI de 105 CV. Por debajo de los 1.400 cc también está disponible el Toyota Yaris 1.33 Dual VTT-i de 101 CV, que además incorpora la función Start&Stop.

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Cuando el Grupo Volkswagen quita un par de cilindros de uno de sus propulsores más gordos o monta un motor de 1.2 litros en su intocable Golf, la palabra downsizing(que es lo que se lleva ahora) aparece por todas partes con luces de neón parpadeando. Otra demostración de su poderío tecnológico para reducir consumos, pensamos todos. En Renault, por el contrario, no es que este motor haya pasado poco menos que de puntillas por las páginas de la actualidad, es que en 2007 no era tan corriente presumir de cilindradas pequeñas.

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En cualquier caso, los cuatro cilindros y 1.149 cc con inyección multipunto secuencial entregan 100 CV a 5.500 rpm y 145 Nm de par máximo a 3.000 rpm. Es cierto que años atrás, un coche con este aspecto y el número 100 en la casilla de potencia de la ficha técnica hubieran significado una auténtica declaración de intenciones, y más luciendo el rombo de Renault en el frontal. Hoy en día, en cambio, no basta con dar un simple número, hay que matizar.

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Con este motor el Clio S no acelera mal, como atesoran los 11 segundos necesarios para completar el 0 a 100 km/h, aunque no transmite la sensación de poderío que podemos esperar de su estética. Es al contrario un motor tranquilo que arriba nos deja notar su escasez de cilindrada. Con todo, una velocidad máxima de 184 km/h demuestra que también es suficiente para la mayoría se situaciones cotidianas.

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Junto con el 1.5 litros dCi de 85 CV, que también se ofrece para el Clio S, el propulsor de gasolina es merecedor de la pegatina eco2 por su bajo nivel de emisiones de CO2. El consumo oficial declarado por la marca francesa es de 5,8 l/100 km en medición combinada, una cifra muy similar a la que da Volkswagen para su Golf 1.2 TSI pero alejada de los 5,3 l/100 km que declara Skoda para su Fabia con el mismo motor, un rival directo del modelo francés.

Lejos de las condiciones ideales, en nuestra sesión de pruebas, el bloque de Renault demostró ser más bebedor que el que montaba el compacto alemán que tuvimos ocasión de probar, con mediciones que superaron los 8 l/100 km.

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Como en el apartado anterior, es necesario aclarar antes de entrar en materia que si nos entretenemos demasiado con las pegatinas exteriores del Clio S podemos llegar a pensar que el coche pretende ser lo que no es.

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Con la larga tradición deportiva de Renault de por medio, unas pegatinas deliberadamente indiscretas pueden llevar a equívocos. Entonces pensamos que las suspensiones son excesivamente blandas, que el motor no empuja lo suficiente, que la dirección es imprecisa o que el tacto del cambio y los pedales es demasiado blando… pero todo esto en realidad sería un error de planteamiento.

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Al fin y al cabo, las pegatinas exteriores son opcionales (140 €). Basta con cerrar los ojos antes de subirnos al vehículo y obviamente abrirlos nuevamente una vez en el habitáculo para conducir. Entonces aparecen las virtudes del Renault Clio S, que es un polivalente enfocado a la comodidad en el uso diario.

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La dirección es efectivamente muy suave aunque suficientemente precisa, perfecta para el uso en ciudad. Las suspensiones son las mismas que se montan en el resto de la gama Clio, y los neumáticos de 185/60 sobre la llamativas llantas blancas de 16 pulgadas están adaptados a las prestaciones del vehículo.

En carretera abierta o vías rápidas la pisada del vehículo es buena, la cuestión es no esperar que en un puerto de montaña nos permita hacer el scratch. Para esa finalidad hay otras opciones más adaptadas, aunque se encuentran en otra gama de precios.

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Toda la parafernalia estética que envuelve la carrocería del Clio S tiene su punto de continuidad en el habitáculo, con inserciones blancas en el salpicadero y el cuadro de instrumentos y una tapicería específica.

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Con todo, el interior del Clio S es en realidad bastante austero, con un nivel de acabados y materiales sencillo pero correcto. Los asientos delanteros están en consonancia con la comodidad general del vehículo, y aunque se echa en falta el reglaje en altura en el asiento del conductor, te permiten encontrar una posición apropiada.

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En la parte trasera, como suele ser habitual en los modelos de su segmento, una banqueta totalmente plana permitirá acomodar a tres ocupantes si no son excesivamente voluminosos. Los dos ocupantes de los laterales incluso no se verán obligados a colocar el brazo sobre el frío plástico, sino que podrán emplear un sencillo reposabrazos del mismo color que la tapicería.

Tratándose de una versión de 3 puertas, la ligereza de los asientos delanteros nos concede un punto a favor en cuanto al acceso a las plazas traseras, mientras que los 288 litros del maletero se muestran en consonancia con lo que se ofrece en su categoría. Sin alardes, tenemos todo lo esperable en un utilitario de su gama de precios exceptuando el ESP, que sí empieza a ser moneda común en el segmento.

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También podemos optar por darle un plus al interior a base de opciones disponibles. Entre el equipamiento opcional de esta versión podemos optar por elementos como los airbags laterales de cortina (170 €), el climatizador (320 €), el navegador (407 €), el pack visibilidad con retrovisores eléctricos y luz de giro (198 €) y el techo panorámico eléctrico (659 €).

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El aspecto deportivo del Renault Clio S puede llevarnos a equívocos. Si cometemos el error de entender el coche desde su estética, a pesar de lo llamativa que es (aquí Renault no nos lo ha puesto fácil) le encontramos carencias. Si conseguimos olvidarnos de ella por un momento, aparece un utilitario cómodo y muy adaptado al uso en ciudad y entornos. Y finalmente, si miramos su precio, todo cobra sentido. Es una propuesta muy adaptada a jóvenes tan pragmáticos como dispuestos a presumir de pinturas de guerra.

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El Renault Clio SL S TCE 100 CV 3p eco2, este es su nombre completo, se ofrece sobre la base del nivel de equipamiento Expression y cuesta 14.960 €. Para poseer la versión S del Clio con el motor dCi de 85 CV, que con seguridad nos permitiría reducir sensiblemente el gasto en carburante, en Renault nos pedirán cerca de 1.000 € más, 15.810 €.

El equipamiento específico de la versión está formado por los retrovisores blancos, las lunas traseras tintadas, las llamativas llantas de aluminio blancas de 16 pulgadas, la máscara negra de los faros delanteros, los tiradores exteriores blancos, la consola central en blanco, la tapicería específica, el regulador de velocidad y el aire acondicionado.

En una auténtica declaración de intenciones, Renault ha colocado entre las opciones las pinturas de guerra exteriores (140 € si queremos las pegatinas del lateral y las del techo), el alerón trasero (150 €) y el ESP (300 €).

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La idea de Renault con el Clio S, la de una apariencia estética inequívocamente deportiva para un utilitario convencional, bebe de muchas fuentes. Es cierto que la denominación S procede de una variante ya comercializada en los años 90, pero los tiempos han cambiado, y por lo tanto el sentido de las denominaciones también.

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El sentido de la deportividad también ha cambiado, de hecho. Hoy en día ya no basta que un coche sea deportivo, también tiene que parecerlo. En realidad, todos estamos acostumbrados a ver por la calle coches absolutamente convencionales que, exteriormente, parecen naves espaciales. Lo que pasa en el interior de los talleres de barrio queda siempre entre el usuario y su mecánico-tuneador de confianza.

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Los fabricantes de automóviles, lógicamente, hace tiempo que han inventado una denominación para todo esto: personalización. Quiero un Clio, es el coche que se adapta a mis necesidades, pero no quiero que sea como el resto de Clio con los que me cruzo a diario. Quiero que sea miClio. Pues bien, la variante S es un punto de partida fantástico. Sólo hay que mirar las fotos. Creo que podrían cuadrar perfectamente con algún artículo sobre rallies.

2 comentarios

  • […] novedad la representa el Energy 1.2 TCe de 115 CV, variante más potente del que probamos en el Renault Clio S y que sustituye al veterano 1.6 16v. Equipado como en el polivalente de inyección directa y turbo, […]

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