Opel Astra OPC: lobo con piel de lobo

Como quien no quiere la cosa, el Opel Astra OPC se ha puesto por delante de todos sus rivales en potencia bruta. Una vez desaparecido el Ford Focus RS, los 280 CV del motor 2.0 Turbo de inyección directa del compacto alemán encabezan la lista de esta generación de GTI’s irracionales (y deliciosos) del siglo XXI, honor que hasta ahora ostentaban, por este orden, el Volkswagen Golf R (270 CV), el SEAT León Cupra R (265 CV) y el Mazda3 MPS (260 CV). Todos ellos han pasado por nuestras manos, y todos ellos son añorados en la redacción de Cochesafondo.

Para algunos, quizá 10 CV no sirvan para dilucidar si es realmente el más poderoso, pero de momento ahí están, acompañados de unos no menos impresionantes 400 Nm de par motor, que se comunican con las ruedas delanteras a través de una esforzada caja de cambios manual de 6 velocidades que, afortunadamente, cuenta con la ayuda de un diferencial autoblocante.

El chasis FlexRide, por su parte, permite adaptar la amortiguación, dirección y respuesta del acelerador a las, llamémoslas necesidades de cada momento. En este caso, el botón “Comfort” se sustituye por un mucho más sugerente “OPC”.

Como también es costumbre en Opel, la sobredosis no sólo afecta a la cadena cinemática, en la que los frenos Brembo también juegan su papel, sino que tanto la carrocería como el interior han recibido su correspondiente tratamiento vigorizante. Paragolpes delantero y trasero, faldones laterales, spoiler de techo y salidas de escape trapezoidales delatan sus intenciones, de la misma forma que los radicales asientos deportivos y el volante e instrumentación específicos dejarán bien claro en todo momento qué tipo de coche se tiene entre manos.