Prueba realizada por Gaby Esono

Es, para entendernos y salvando las distancias, algo parecido a lo que sucede con Volkswagen, que a pesar de ser la marca del “coche del pueblo”, lleva varias décadas destacándose de la media en aspectos como la calidad percibida o en las aportaciones tecnológicas de sus modelos, ya sean pequeños urbanos como el nuevo up! o grandes y lujosos modelos como el Touareg y el Phaeton.

Esto, que se da por supuesto en el Mazda MX-5, su icónico roadster de tracción trasera, en el caso de los Mazda3, Mazda5 o Mazda6 se lo han trabajado desarrollando elaborados bastidores.

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¿Significa esto que el motor va mejor que el de uno de los referentes del mercado? Pues diría que sí, porque la respuesta es muy satisfactoria tanto en conducción relajada (en la que te puedes ahorrar muchos cambios de marcha) como si lo que pretendes es hacer rico a tu proveedor de neumáticos.

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Los cambios no se puede decir que sean de matiz y se nota una cierta mejora. Pero es que lo que me ha pasado con esta versión ya me ocurrió con los anteriores: el coche va exactamente hacia donde señala el nudillo de tu dedo índice, pero cuando además el eje trasero acompaña con la eficacia con la que lo hace éste, si tu cara no dibuja una sonrisa autocomplaciente es porque estás demasiado pendiente de la siguiente trazada.


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Está más alejado del campo de visión del conductor que el diminuto display de la zona superior que usaba el antiguo, pero se compensa con la mayor superficie, y ahora permite al acompañante manejarlo. Se ha salido ganando sin duda.
La calidad de acabados, en cualquier caso, se mantiene en el nivel general ya conocido, pero hay detalles mejorables, como algunas teclas del volante multifunción, menos precisas de lo deseable, o el micrófono para el Bluetooth con el cable a la vista, que aparece por detrás del velocímetro y da toda la sensación de ser un accesorio montado fuera de la fábrica.
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La sensación general, de todas formas, es más bien positiva y, para el que ponga pegas, basta con sentarlo en el asiento del conductor, protagonista de un puesto de conducción excelente. El equilibrio entre comodidad y sujeción es sobresaliente una vez que has encontrado la posición adecuada.

En su configuración básica, sus formas regulares permiten un buen aprovechamiento de la espacio, pero en cuanto se pliegan los asientos traseros nos encontramos con este mal endémico en el segmento de los compactos, en que cada vez es más extraño encontrar alguno que conceda una superficie diáfana.
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La lista oficial de precios de Mazda, una vez aplicado el nuevo IVA del 21% vigente desde el 1 de septiembre, coloca el precio del Mazda3 2.2 CRTD de 5 puertas con el acabado Sportive en 25.950 euros, 600 euros más que antes del incremento, descuentos promocionales aparte.

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