La fórmula utilizada en el Volkswagen Golf Alltrack es bien conocida: coches una carrocería familiar, le pones una suspensión que la eleve y la decoras con molduras de plástico por casi todo su contorno. Te esmeras un poco y le añades algún cromado que otro, la equipas como si fuera un tope de gama y la ofreces sobre todo con los motores potentes que tengas a mano. Y una cosa más: le instalas tracción a las cuatro ruedas.
De todo esto el Grupo Volkswagen sabe un rato, que por algo inventaron este concepto con el primer Audi A6 Allroad (espero que nadie me salga con el Rover Streetwise…). Sin embargo, a la marca Volkswagen en concreto le estaba costando decidirse en aplicar esta filosofía al coche más vendido de la historia. De hecho, con la denominación ‘Cross’, utilizada desde el Polo al Touran, pasando por el Golf+, de alguna manera se quedaban a medio camino, aportando únicamente la estética campera a esas carrocerías.
Al llamarse Alltrack, el Volkswagen Golf Variant entra de pleno en la dimensión crossover, tal y como hizo en su día el Volkswagen Passat Alltrack. Una carrocería 20 mm más elevada y la última generación del sistema de tracción total 4Motion de serie (con embrague Haldex que conecta el eje trasero antes de que el delantero comience a deslizar) no dejan lugar a dudas.
Estará disponible a partir de la primavera de 2015 con cuatro propulsores de cuatro cilindros: un gasolina 1.8 TSI de 180 CV y tres diésel de la familia EA288, el 1.6 TDI de 110 CV y las variantes de 150 CV y 184 CV del 2.0 TDI. El TSI y el TDI 184 irán asociados de serie con el cambio de doble embrague DSG de 6 relaciones.
Se ha configurado, además, lo que la marca denomina chasis «Off-road», que mediante un botón instalado en el salpicadero permite al conductor modificar la configuración de los sistemas de ayuda. Se activa el control de descenso de pendientes, el ABS retarda su actuación (para acumular gravilla bajo las ruedas) y cambia la respuesta del motor al acelerador.
