
La misión del biplaza, sin embargo, es bien distinta a la de sus hermanos de gama. Con él, la firma nipona quiere demostrar que también está capacitada para producir modelos radicales y sin compromisos.
Hace ya un tiempo que se conocen las características técnicas de este aparato, donde el motor V10 colocado en posición central acapara todo el protagonismo. Las cifras, sin embargo, son sólo eso, cifras, que a veces requieren de un elemento emocional que las ubique en un contexto adecuado.

Una de las muestras de su trabajo se encuentra en el silencioso principal, hecho de titanio, que cuenta con una válvula de dos posiciones que modifica el paso del flujo de los gases de escape en función del régimen de giro del V10. Hasta las 3.000 rpm, dicha válvula permanece cerrada, con lo que los gases pasan a través de múltiples cámaras y crean un sonido grave. A partir de ese régimen, la válvula se abre con lo que el flujo pasa directamente a una cámara de resonancia antes de ser expulsado a través de las tres salidas de escape.

Por si eso fuera poco, incluso el sistema de encendido cuenta con un tratamiento específico. La carcasa, formada de una pieza de resina, recrea el efecto de una cámara de instrumentos de viento y cuerdas. Hasta 4.000 vueltas, la frecuencia del encendido del motor es de 300 Hz; a medida que escala hasta las 6.000 rpm, dicha frecuencia va
Y lo mejor de todo esto es que se ha tratado de canalizar esta sinfonía al habitáculo, para que los que estén disfrutando de sus prestaciones sepan también lo que ocurre fuera cuando se oye pasar este biplaza. Si quieres comprobarlo por ti mismo, sólo tienes que entrar en la galería de sonidos disponible en www.lexus-LFA.com.
