

El carrocero ha resuelto con la maestría habitual un proyecto que, en realidad, sólo es arriesgado porque se trata de un Ferrari, marca en la que los avances tecnológicos van de la mano con tradiciones casi tan barrocas como las de cualquier constructor británico de coches de lujo.

Lo más importante del Ferrari FF, sin embargo, está donde tiene que estar. Se trata de un motor central-delantero con inyección directa, asociado a un cambio de doble embrague de 7 relaciones, y cuenta con tecnología Stop&Start entre los componentes del Sistema HELE (High Emotions-Low Emotions). Sí, seguimos hablando de un Ferrari.


De lo que ningún Ferrari de calle podía presumir hasta hoy era de la motricidad que se le supone al sistema tracción total del FF. Tan revolucionario lo consideran, que hasta lo han patentado. Lo llaman 4RM y, en condiciones ideales, mantiene al GT italiano como un tracción trasera de toda la vida.

De hecho, la interacción entre el PTU, el diferencial autoblocante E-Diff y el control de tracción F1-Trac, integrados en la misma centralita electrónica, aseguran que cada una de las ruedas colabore en mejorar la eficacia del modelo de lujo de Ferrari.