Renault se lo ha tomado con calma, y ha esperado más de cuatro años para lanzar oficialmente el Alpine A110. La mítica marca francesa de deportivos vuelve a la luz, décadas después de haber desaparecido del mapa dejando el recuerdo de grandes éxitos en competición -dos victorias incontestables en el Rally de Montecarlo, en 1971 y 1973, en las que copó los tres cajones del podio- y, sobre todo, la imagen en la carretera de que había muy pocos coches capaces de seguirle la estela.
Recuperar la memoria de este coche, sin embargo, era un experimento arriesgado. Hacer un coupé biplaza de estética similar al original pero estructura convencional -motor y tracción delanteros- habría sido, probablemente, muy sencillo y rentable comercialmente. Por suerte, la firma gala ha querido hacer las cosas muy bien. Tanto, que ha calcado punto por punto las premisas que hicieron grande a su pequeño deportivo: ligereza, agilidad y motor y tracción traseros.
El Alpine A110 del siglo XXI se ha construido sobre una plataforma de aluminio que ha permitido limitar el peso en vacío del compacto conjunto (4178 mm de largo, 1798 mm de ancho y 1252 mm de alto) a apenas 1.080 kg, si se pide sin opciones (el A110 ‘Première Édition’ se va a los 1.103 kg). La masa se reparte en una proporción de 44% delante y 56% detrás, gracias a que se ha instalado el depósito de gasolina detrás del eje delantero y el motor y el cambio en posición central trasera, delante del eje posterior. Cuenta, además con dos maleteros: un o de
Este conjunto propulsor, por su parte, también recupera un factor clave: igual que el ganador del rally monegasco, el nuevo Alpine A110 cuenta con un motor de 1,8 litros de cilindrada de cuatro cilindros. Eso sí, ahora cuenta con sobrealimentación por turbo, imprescindible si se quiere llegar a los 252 CV de potencia a 6.000 rpm y entregar un par motor de 320 Nm. De transmitir la fuerza de la mecánica a las ruedas traseras se encarga una caja de cambios DCT construida, como es habitual en Renault, por el especialista Getrag, aunque en esta ocasión se ha optado por un embrague bañado en aceite, más adecuado para digerir altas prestaciones que los embragues en seco.
Con ello, el Alpine A110 promete una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos, y la velocidad máxima se ha limitado electrónicamente a 250 km/h. El consumo y las emisiones de CO2 está previsto que se homologuen en 6,2 l/100 km y menos de 140 g/km respectivamente.
Para sujetar al coupé francés, se han diseñado unas suspensiones de dobles triángulos, al más puro estilo de competición, que se apoyan en neumáticos 205/40 R18 delante y 235/40 R18 detrás. Éstos ocultan discos de freno de 320 mm de diámetro en ambos ejes, enfrentados a pinzas de aluminio de Brembo, fijas de 4 pistones en las ruedas anteriores y flotantes de un solo pistón en las posteriores, con el freno de estacionamiento integrado.
En el equipamiento de la ‘Première Édition’ mostrada en el Salón de Ginebra 2017 llaman la atención los asientos Sabelt monocasco de 13,1 kg. tapizados en cuero, los tres modos de conducción (‘Normal’, ‘Sport’ y ‘Track’), los pedales de aluminio cepillado, el sistema de audio Focal desarrollado especialmente para Alpine y el de escape activo sport aligerado.
Los precios definitivos para España se darán a conocer más adelante (las primeras unidades no se entregarán hasta finales de 2017), pero la tarifa provisional para el Alpine A110 Première Édition en Francia es de 58.500 euros.
