

BMW, por su parte, ha estado dando algunos tumbos en este sentido, ya que empezó desarrollando esta tecnología por su cuenta y, posteriormente, ha ido llegando a acuerdos con otras marcas (como General Motors) que luego rompía para convertirse en poco menos que cliente de Toyota, que le proveerá sistemas híbridos y de pila de combustible.
Sea como fuere, unos y otros están inmersos en el desarrollo de este tipo de propulsión, tan limpia como la de los coches eléctricos (por su tubo de escape sólo sale vapor de agua), pero que no exige un cambio de mentalidad en el usuario como sí sucede con éstos, de los que no se esperan a corto y medio plazo grandes cambios en autonomía y rapidez de carga.
Hyundai, a la chita callando, lleva ya tres generaciones de Fuel Cell desde que fuera presentada en el Santa Fe FCEV allá por el año 2000, por lo que no es de extrañar que hayan sido los primeros en producir un modelo de serie con pila de combustible.
El motor eléctrico del Hyundai ix35 Fuel Cell entrega una potencia de 136 CV y un par de 300 Nm (disponibles, ya se sabe, desde que empiezas a pisar el acelerador) y, gracias a sus dos depósitos de hidrógeno de 5,64 kg de capacidad conjunta (almacenan el combustible a 700 bares), su batería de polímero de iones de litio de 24 kW, desarrollada conjuntamente con LG, dispone de una autonomía estimada de 594 km. La velocidad máxima es de 160 km/h, mientras que la aceleración de 0 a 100 km/h es de 12,5 segundos.
La producción en serie del ix 35 con pila de combustible se inició en Corea el pasado 12 de diciembre de 2012 y, de momento, será bastante limitada: solo 1.000 unidades en 2015. A partir de entonces, la previsión es no exceder los 10.000 ejemplares al año, cuyo destino esperado es el sector público y flotas particulares.

