Salón del Automóvil de París: SEAT IBE

Redacción (París).- Los responsables de la firma española lo repiten a todo aquel que les quiera escuchar: el SEAT IBE anticipa el lenguaje de diseño de los futuros modelos salidos de la planta de Martorell.

Y no sólo eso, cabría decir, porque de su propulsor eléctrico de 102 CV de potencia máxima (la constante es de 68 CV), alimentado por una batería de ion-litio, cabe esperar que en un futuro cercano se vean aplicaciones matriculables, de la misma manera que también habrá modelos híbridos en la oferta de SEAT.

Este motor entrega asimismo 200 Nm de par, que permiten acelerar al prototipo de 0 a 50 km/h en 3,6 segundos, mientras que los 100 km/h los alcanza en 9,7 segundos. Una velocidad punta de 160 km/h y la autonomía estimada de 130 km con una sola recarga son otros de los valores relevantes del SEAT IBE.

En la obtención de estos resultados, además de la capacidad de la cadena cinemática, también tiene que ver la ligereza del conjunto, que se queda en 1.100 km gracias a la utilización de lo que la marca llama bimateriales aluminio-acero.

Centrados en lo que son las formas del IBE, se trata de un modelo de dimensiones contenidas, cuyos 3,83 metros de longitud lo colocan incluso unos 20 cm por debajo del actual SEAT Ibiza. El formato SportCoupé 2+2 de su carrocería anticipa una conducción deportiva para un coche que, en cualquier caso, debería moverse como pez en el agua en el tráfico urbano, que es para lo que realmente se ha concebido.

La modernidad de los conceptos que aglutina tiene su lógica continuación en el habitáculo, dotado con un sistema de infoentretenimiento compatible con la última generación de teléfonos inteligentes, como por ejemplo el iPhone. El salpicadero se apoya en una estilizada consola central en un conjunto que ha visto sensiblemente reducidas sus dimensiones, para contribuir así a una sensación de espacio superior.