

Se trata de un biplaza de 4,06 metros de longitud y 1,81 metro de anchura que aloja en posición central la última evolución del 3.0 TDI conocido en el nuevo Audi A8. Para esta ocasión, no obstante, se ha optimizado para que sus dos turbocompresores le permitan entregar 300 CV, 50 CV más que los que ofrece en el buque insignia de Ingolstadt.
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Con 650 Nm de par, las ruedas traseras reciben la energía generada por esta mecánica a través de una cambio de doble embrague de siete velocidades.



Audi ha tratado de ser coherente con la deportividad que emanan los rasgos de la carrocería del e-tron Spyder, de ahí que la mayor parte del par motor, el 75%, vaya a parar a las ruedas traseras, aunque la gestión electrónica junto con el ESP se encargan de modificar estos valores en función de las condiciones de adherencia.
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La precisión de guiado, además, está asegurada gracias a unos elaborados esquemas de suspensión de aluminio, con dobles triángulos delante y multibrazos trapezoidales detrás.




