Prueba realizada por Gaby Esono





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El Porsche Macan S es la versión de gasolina de acceso a esta gama. Su motor, un 3.0 V6 biturbo estrenado en su momento por el Porsche Panamera, hace lo que puede con los cerca de 1.900 kg que pesa este SUV deportivo.

No se puede decir que sea brutal, porque el aislamiento interior filtra gran parte de lo que ocurre, pero con este coche te encuentras circulando a velocidades de vértigo sin darte apenas cuenta. Cuando vas en línea recta.


El SUV medio de Porsche es en cierto modo exigente al volante. A la hora de buscar los límites, obliga a tener muy presente que, aunque tiene potencia más que de sobras, las inercias llegan pronto si no te tomas la molestia de trazar en condiciones.
Los errores de conducción se pagan pronto en forma de testigo naranja iluminándose en el cuadro de mandos, señal inequívoca de que la electrónica está actuando por ti, majete.

Porque si eres muy fino te regala una precisión y una eficacia de libro; y si lo que quieres es buscarle las cosquillas, el Porsche Macan S jugará contigo a lo mismo, devolviéndote unas alegrías que no se pueden esperar de un Audi Q5. ¿Cómo lo hace?

Eso, y el diferencial de freno automático (ABD) y el control antipatinamiento (ASR), que sin embargo no dan señales de vida cuando desconectas el control de estabilidad. Porque Porsche confía en tu criterio, no como otras marcas.


En cualquier caso, con las suspensiones neumáticas el Macan va 15 mm más bajo que con los muelles de acero, y el hecho de poder variar la dureza (y la altura) contribuye a que su comportamiento sea de auténtico deportivo.
Luego está la parte “off-road”, que se puede activar entre 0 y 80 km/h mediante una de las muchas teclas de la consola central (demasiadas, como es norma en la actual generación de modelos de Porsche). Con esta función en funcionamiento, la altura se puede elevar 40 mm respecto al nivel normal, con lo que queda una altura máxima al suelo de 230 mm. Ello no convierte al Porsche Macan en un todoterreno, porque para ello por lo menos necesitaría algún detalle más, como una reductora o algún bloqueo de diferencial que otro. En cualquier caso, sí aporta un plus de versatilidad a un coche que, entre tú y yo, será raro que encuentre un propietario motivado a meterlo en el campo.
[/tab] [tab name=’Vida a bordo’]
Subirse al Porsche Macan S y reconocer el aire de familia es todo uno. Están los detalles nostálgicos, como la llave de contacto a la izquierda de la columna de dirección o cuentavueltas presidiendo el cuadro de instrumentos, con unos grafismos que se han mantenido desde hace 50 años.

A mí me gusta que los toques “retro” no caigan en lo barroco y que permitan que el salpicadero del Macan destile la modernidad que se le supone al último modelo de Porsche. Aunque esa insistencia en ir contra corriente, montando una tecla para cada función (y ya te digo que son muchas funciones) no acabo de verla clara.
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En cualquier caso, el tacto de cada una de ellas es perfecto, lo mismo que la calidad de los materiales y ajustes. Eso es lo que apreciará su propietario y en ese sentido Porsche no es sospechosa de ahorrar esfuerzos.
Sin embargo, una cosa es subirse en una de las plazas delanteras y otra bien distinta es hacerlo en las traseras. En éstas no te encuentras el espacio que uno espera de un coche de 4.681 mm de longitud, sensación que uno no tiene en un Audi Q5.
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Porsche me ha convencido de que se puede hacer un SUV con comportamiento deportivo. Se puede crear un coche alto y pesado con el que llega a apetecer jugar con las inercias para divertirse.


or supuesto, porque una marca exclusiva lo es precisamente porque te da lo que le pidas, pero a cambio del precio de esa exclusividad. Tampoco seré yo quien vaya a juzgarlo.

Dentro, el aislamiento es tal, que para sentir el rugido de este tigre tienes que tirarle de verdad de las orejas. Toda una provocación.
[/tab] [tab name=’Me gusta MENOS’]El sistema de frenos fue lo que menos me convenció del conjunto. A pesar de que el tacto es excelente y de que no es ni mucho menos un equipo modesto (discos de 350 mm de diámetro delante con pinzas monobloque fijas de 6 pistones; y discos de 330 mm detrás con pinzas flotantes), las distancias de frenado no se corresponden con las prestaciones que es capaz de desarrollar este potente V6, ni su resistencia a un uso intensivo.

Como siempre, eso depende: si eres una persona civilizada, tal como viene de serie deberías tener suficiente, siempre que no te confundas y por un momento te creas que llevas un 911.

No porque se amortice antes o después la mayor longevidad de esos discos, sino por la satisfacción de saber que, si decides bajar el ritmo, no será por los frenos.
[/tab][tab name=’Conclusión’]
El Porsche Macan S está prácticamente solo en el mercado. Actualmente, sólo el BMW X4 trata de combinar un cierto comportamiento deportivo con el talante de marca premium en un envoltorio de SUV de tamaño medio, con tintes de coupé.


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