
A. Aulesa – Sin ánimo de insinuar que el británico no tiene derecho a ocupar la primera posición en la general, es remarcable que el de McLaren sólo ha conseguido dos victorias de lo más aburridas (Australia y China) y con eso ya ha tenido suficiente para llegar a Europa como líder del campeonato. Por el contrario, su compañero de equipo, Lewis Hamilton, nos está ofreciendo en cada carrera la otra cara de la moneda. Luchas cuerpo a cuerpo, salidas de pista, adelantamientos rozando la ilegalidad… en definitiva, deporte y emoción. Pues bien, a la postre, el resultado que obtiene Hamilton de todo esto es bien diferente: cuarto en la clasificación, empatado a 49 puntos con Fernando Alonso. Que no está nada mal, teniendo en cuenta que aún queda mucho mundial por delante, pero he aquí la paradoja. Tampoco es necesario que los GGPP se conviertan en campos de batalla, pues el deporte siempre debe regirse por el fair play, pero se agradece que los pilotos fomenten el espectáculo aprovechando la rivalidad y competitividad que surge entre ellos.



De todo esto se deduce un gran tópico: la F1 es impredecible. Aunque creo que sería muy positivo para este deporte que las paradojas, las coincidencias, la lluvia y el mal tiempo… dejaran paso a aquello que todos estamos esperando: ¡espectáculo!