

Sobre el papel por lo menos, lo ha conseguido. Lo que en el Leaf son las prestaciones que se esperan de un vehículo familiar y completamente limpio, en el Esflow se convierte en una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos. La tracción trasera pura se compone de dos motores, colocados por delante del eje trasero y en posición central. Cada motor acciona de manera independiente cada una de las ruedas, de forma que la entrega de par también se emplea para asegurar la estabilidad del vehículo.

El Esflow está construido sobre un chasis de aluminio que incorpora su propia jaula de protección. Las células de las baterías se han colocado de manera que aumenten la rigidez y el equilibrio del coche. Además, el reparto de masas se mantiene constante durante la conducción puesto que no hay un depósito de gasolina que pierda peso.