


El resultado fue un auténtico desastre. Los monoplazas estaban tan destrozados que Caracciola se negó a viajar a Argentina. Sin embargo, lo que parecía completamente imposible sólo unos meses antes acabó haciéndose realidad, y Mercedes se presentó al primer Gran Premio de 1951 con nada menos que cuatro monoplazas. En el último momento, Alfred Neubauer decidió contratar a la estrella local Juan Manuel Fangio para reemplazar a Caracciola.

El responsable técnico de Mercedes, Fritz Nallinger, diseñador de los motores de los cazas Messerschmitt BF109 durante la guerra, propuso utilizar el nuevo motor de seis cilindros del 300 como punto de partida, lo único mínimamente decente con que contaba Mercedes por entonces. Paralelamente, Alfred Neubauer y los pilotos Hermann Lang y Karl Kling se desplazaron a las 24 Horas de Le Mans y pudieron analizar a fondo los nuevos planteamientos técnicos que llevaron al Jaguar XK 120 C-Type a la victoria. De vuelta a Stuttgart, la decisión de construir el 300 SL ya era una realidad.
Mercedes 300 SL, apuntando al cielo
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