

En esencia, se trata del mismo bloque de 2,2 litros y cuatro cilindros ya conocido, con mejoras internas para reducir las fricciones, y con un nuevo sistema de alimentación common-rail de última generación, que funciona a 2.000 bares de presión, en lugar de los 1.700 bares de la versión anterior.
Ambas versiones cuentan con sendos turbocompresores de geometría variable que, en el caso del IS 220d, ha permitido incrementar el par motor a bajas vueltas en un 5,5 %, aunque el tope sigue situado en los 400 Nm, que son 340 Nm para el IS 200d.


Para los que buscan más refinamiento que economía de utilización, la respuesta de Lexus el nuevo cambio automático asociado al motor V6 de inyección directa y distribución variable VVT-i del IS 250. Lo denominan ‘6 Super ECT’ y cuenta con una gestión inteligente de los cambios de marcha. En combinación con el Road Condition Response Control, el sistema monitoriza la apertura de la mariposa de admisión y la velocidad del vehículo para determinar si se está en una cuesta o en una rampa, para prevenir una innecesaria subida de velocidad en las primeras o para reducir a una inferior en las segundas.
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A estas mejoras hay que añadir el alargamiento del grupo final, lo que ha permitido disminuir la cifra de consumo hasta los 8,4 l/100 km, 0,7 l/100 km menos que antes. La emisión de CO2 queda en 194 g/km, una cifra bastante aceptable para un motor que entrega 208 CV de potencia y tiene una fuerza de 252 Nm, gracias a lo cual es capaz de acelerar hasta los 100 km/h desde parado en 8,4 segundos hasta alcanzar los 225 km/h.


Por dentro, los cambios más llamativos se encuentran en los equipos de entretenimiento opcionales, a elegir entre dos posibilidades de Lexus, con cargador de 6 CD, mandos en el volante y ocho o trece altavoces; otra alternativa, con pantalla de 7″; o bien el sistema Premium Sorround Sound System, con catorce altavoces, firmado por Mark Levinson que, con el sistema de navegación, incluye un disco duro de 10 Gb de capacidad.

