La cuarta generación del Honda CR-V llega en noviembre

Honda lanzó allá por el año 1995 un todocamino con el que respondía al acierto que supuso para Toyota la creación del RAV4. Este modelo puso las bases de lo que hoy son los SUV más populares, modelos con ciertas aptitudes fuera del asfalto pero pensados sobre todo para un público que aprecia su estética y aprovecha su tamaño para un uso más bien familiar, en la mayoría de los casos.

El CR-V fue uno de los primeros que supo interpretar este tipo de utilización, como muestra el hecho de que sólo se produjera con carrocería de 5 puertas, y eso es lo que nos transmitió en la prueba que hicimos al modelo de la generación que ahora termina su ciclo.

Hoy, después de acumular más de 5 millones de unidades vendidas, el crossover japonés –que Honda produce en su factoría de Swindon, en el Reino Unido, desde 1998– moderniza la fórmula y se convierte en un coche más pensado para la carretera que nunca.

Para empezar, será la primera vez que el Honda CR-V esté disponible también con tracción delantera, ya que en Europa más de la mitad de los modelos del segmento se venden con este tipo de tracción.

Además, la altura se ha reducido 30 mm respecto a su antecesor y, a pesar de ser también 5 mm milímetros más corto, la marca asegura que la habitabilidad y la capacidad del maletero se han incrementado (ahora son 589 litros; 1669 litros con los asientos traseros plegados y sin la rueda de repuesto), a costa de reducir el volumen del vano motor. La postura de conducción, similar a la de un turismo, es otro de los aspectos que potencian el nuevo planteamiento del CR-V, que en las versiones altas de gama contarán con portón trasero eléctrico.

La oferta mecánica estará compuesta por un motor de gasolina 2.0 i-VTEC, que a falta de la homologación está previsto que alcance los 155 CV (5 CV más que su predecesor) y 192 Nm de par, pese a lo cual se estima que las emisiones de CO2 se reduzcan hasta los 173 g/km con cambio manual y 175 g/km con el automático (frente a los 192 y 195 g/km del anterior). La variante con tracción delantera se queda en 168 g/km.

La alternativa al gasolina será el turbodiésel 2.2 i-DTEC, que mantiene los valores de potencia y par (150 CV y 350 Nm respectivamente), pero ve reducidas las emisiones en un 12% en las unidades con caja manual (de 171 g/km a 149 g/km), y con la automática de 5 velocidades pasa de 195 g/km a 174 g/km.

Para conseguir esta rebaja en los consumos, Honda ha aplicado en su nuevo CR-V una serie de novedades como el sistema ECON, que se activa mediante un botón en el salpicadero que modifica la respuesta al acelerador y la actuación del aire acondicionado.

El uso de una asistencia electrónica de la dirección, o la sustitución del sistema hidráulico de doble bomba de tercera generación para la tracción Real Time AWD por otro accionado electrónicamente, más rápido, ligero y con menos fricciones internas, son otras de las mejoras del nuevo Honda CR-V, cuyas ventas comenzarán en noviembre de 2012.