


El propulsor diésel de 3.0 litros, desarrollado en Europa en colaboración con la alianza Nissan Renault, debutará en los EX y FX para extendrse al resto de la gama del fabricante nipón. Entrega 238 CV y 550 Nm de par máximo extraídos entre 1.750 y 2.500 rpm.
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El desarrollo del M Line se ha realizado teniendo en cuenta los gustos del conductor europeo, con tracción trasera y un equilibrado reparto de pesos entre ejes que se combinan con suspensiones avanzadas y el sistema de dirección activa 4-Wheel Active Steering (4WAS).
El mapa de transmisión y la sensibilidad del acelerador podrán modificarse a través de cuatro programas de funcionamiento: Standard, Eco, Sport y Snow. En el modo Eco, la agresividad excesiva del conductor con el acelerador recibe una respuesta contraria del pedal para indicar que se está consumiendo una gran cantidad de carburante. El modo Sport, por el contrario, modifica el cambio de marchas además de ajustar la dirección activa para aumentar la sensibilidad y reduce el nivel de intervención del ESP.
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Entre el equipamiento del M Line, de 4,94 m de longitud, se encuentra una función del Blind Spot Intervention (BSI), el sistema que prevé una posible colisión lateral causada por los ángulos muertos de los retrovisores, que en caso extremo interviene en la dirección. El modelo también contará de serie con el sistema de control de estabilidad Dynamic Cornering Enhancement (DCE), que incluye el ESP.






