

Una lectura detallada de sus características técnicas revela una construcción ligera de este propulsor, con la utilización masiva del aluminio en el bloque y en la culata. Este material mejora, asimismo, la disipación del calor generado por la combustión de la mezcla. El colector de admisión, hecho de plástico, también contribuye a reducir masa.
Bosch fabrica para Volvo el sistema de inyección directa de gasolina, que trabaja a presiones de hasta 100 bares y cuenta con inyectores de seis orificios colocados en posición vertical, centrados sobre el pistón, con la bujía justo a su lado. Con ello se ha perseguido una máxima atomización y un reparto uniforme y ajustado del combustible, con un funcionamiento óptimo especialmente en las fases de arranque en frío, en comparación con los inyectores instalados lateralmente.
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El turbo y la distribución variable también contribuyen la mejora de la eficiencia ya que, según asegura Magnus Jonsson, vicepresidente senior de desarrollo de producto de Volvo Cars, esta amalgama tecnológica proporciona «una reducción del consumo de combustible y de las emisiones de escape del orden del 20 % comparado con un motor de gasolina convencional con mayor desplazamiento y potencia similar».


Para justificar estas declaraciones, el responsable de Volvo señalaba las cifras de par homologadas para ambas versiones, que alcanzan los 240 Nm, con un pico puntual de hasta 270 Nm en el T4 gracias a la actuación de un sistema overboost.





