
Los diseñadores de Chevrolet tenían como premisa integrar las líneas clásicas y reconocibles del Camaro clásico en una forma exterior inequívocamente contemporánea. Los trazos del modelo original son claramente reconocibles en el eje delantero muy adelantado, el largo capó y una trasera muy corta, sin por ello quedar atrapados en un enfoque puramente retro. Elementos como el frontal en forma de V y las branquias en los paneles del cuarto trasero, así como los amplios hombros del vehículo, son por el contrario elementos claramente distintivos de la quinta generación del Camaro.

El control de estabilidad StabiliTrack y el control de tracción forman parte del equipamiento de serie. Pueden configurarse en modo Competición y Sport, y se combinan con el control de salida en las versiones con caja de cambios automática. Chevrolet ha optado por montar suspensiones independientes en los ejes delantero y trasero, y ha procurado mejorar la rigidez torsional del conjunto a través de estampaciones de una sola pieza lateral y tolerancias mínimas para los ajustes entre los paneles.
