Ahora bien, de momento lo que BMW destaca de este coche es su capacidad para circular sin emitir CO2 a la atmósfera. Vamos, que será eléctrico, más o menos.
El perfeccionamiento de los acumuladores es, pues, la asignatura pendiente para todos los constructores, y BMW está investigando para conseguir baterías más compactas, baratas y ligeras. Y, casi más importante, que permitan recorrer distancias más largas para no echar de menos los depósitos de los motores de combustión interna.
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Para ello, el primer paso es conseguir baterías capaces de almacenar una cantidad de energía mucho mayor y más aprovechable. En este sentido no sólo juega un papel fundamental la mejora de sus componentes, sino también la de los reguladores de carga inteligentes, el control de la temperatura para mantenerlas en su punto ideal en función de la demanda y una gestión eficiente de los dispositivos accesorios.
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Por otra parte, también se está tratando de optimizar el peso del vehículo, utilizando técnicas de construcción ligera y estudiando concienzudamente el uso de los materiales. La denominación LifeDrive de este coche define la formación de dos módulos separados: Life correspondería a la estructura interna de la carrocería, construida a base de plástico reforzado con fibra de carbono, como si de un Fórmula 1 se tratara.
Pese a todo, la misma BMW reconoce que aún falta mucho para llegar a unos niveles semejantes a los propulsores tradicionales y que, por mucho que se aligeren los coches y se mejore la gestión, lo que hay que conseguir es que las baterías mejoren sustancialmente.
Conducción al mismo nivel
Uno de los aspectos que las marcas han de trabajar también es la imagen de automóviles de prestaciones más bien limitadas que tienen los eléctricos.
De ahí la firma alemana deduce que, con más autonomía y espacio, un Megacity Vehicle colmaría las necesidades de movilidad en la ciudad.
De hecho, ya el BMW Concept ActiveE va orientado en esta dirección, gracias a un motor de 170 CV y 250 Nm desarrollado para equipar al primer BMW totalmente eléctrico. Alimentado por acumuladores de iones de litio de última generación, proporciona una autonomía de unos 160 kilómetros. Lo dicho, aún falta, pero el camino está claro.
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