Alimentando ilusiones con el BMW Serie 8 Concept y el BMW M8
BMW ha elegido el Concorso d’Eleganza Villa d’Este para desvelar el BMW Serie 8 Concept, un prototipo con el que anticipa el diseño la segunda generación de su próximo coupé de lujo. Lanzarán este modelo en 2018, casi 20 años después de que finalizara la producción de su antecesor, pero su objetivo comercial es, por lo que comenta la marca, más ambicioso.
Y es que BMW ha diseñado una estrategia que denomina «NUMBER ONE > NEXT» para «aumentar considerablemente las ventas y los beneficios en la categoría de coches de lujo», y el próximo BMW Serie 8 deberá ser un buen exponente de este objetivo.
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El primer paso para conseguirlo ha sido concebir el BMW Serie 8 Concept como «una interpretación renovada de las señas de estilo de BMW», según Adrian van Hooydonk, vicepresidente sénior de Diseño de BMW Group. Está claro que, a la vista de las imágenes oficiales, el impacto visual inicial es de primer orden, aunque un paso por debajo de los osados y casi revolucionarios BMW i3 y, sobre todo, BMW i8.
La carrocería, pintada en un tono azul grisáceo exclusivo que han llamado Barcelona Grey Liquid, destaca como buen coupé de la marca por su capó alargado y techo a baja altura, se apoya en ruedas montadas sobre llantas de 21 pulgadas y se culmina con un spoiler integrado en la tapa del maletero que remata el sinuoso perfil de su silueta.
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La posición baja de las dos grandes parrillas del frontal -ya no se les puede llamar «riñones», debido a su enorme tamaño-, integradas en un mismo marco y escoltadas por dos faros extremadamente estrechos, de tecnología laser -aunque se mantiene el concepto de doble óptica circular, aunque su forma sea hexagonal- señala el nuevo lenguaje de diseño de la marca. No menos impactantes resultan las rotundas formas de la parte trasera, en la que los igualmente estrechos pilotos traseros comparten protagonismo con el difusor inferior de fibra de carbono y los tubos de escape trapeziodales.
En el interior, por su parte, destaca el contraste entre los detalles de fibra de carbono, el cuero oscuro y el aluminio pulido, así como la palanca de la caja cambios -automática- y el controlador iDrive hechos de cristal Swarovski con aspecto de cuarzo. Además, se ha tratado de dar mayor sensación de deportividad a todos aquellos elementos en los que el conductor entra en contacto con el coche, como los asientos o el volante, con radios de aluminio que apuntan hacia delante y con levas del cambio en rojo anodizado.
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Del tema mecánico poco se ha dicho, más allá de que las formas de la carrocería delatan que el futuro BMW Serie 8 será un tracción trasera y, a la vista de las fotos, el cambio será -ya no se contempla otra posibilidad en un coche de estas características- automático.
Ahora bien, BMW ha querido ahorrarnos la inevitable pregunta: ¿habrá un BMW M8? Después de que hace dos décadas nos dejaran con la miel en los labios -desarrollaron uno, con motor V12 de 550 CV, que nunca se llegó a comercializar «porque no había mercado»-, en esta ocasión han tardado bien poco no solo en confirmar que habrá, sino que además nos lo enseñan -totalmente camuflado, eso sí- rodando en el circuito de Nürburgring.
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La elección del marco del programa de apoyo a las 24 horas de Nürburgring no es en absoluto casual. No en vano, el futuro BMW M8, desarrollado en paralelo respecto al BMW Serie 8, está siendo asimismo la base para la creación del BMW M8 GTE, una variante de competición con la que la firma de Münich volverá a Le Mans. Habrá que esperar unas pocas semanas para ver las imágenes definitivas de este prototipo, cuyo debut está previsto para las 24 horas de Daytona, en enero de 2018.
