Pagani Huayra, el Dios del Viento

El Pagani Huayra está inspirado «en la eternidad del elemento Aire, delicado y etéreo pero capaz de erosionar los materiales más resistentes«, lo cual está muy bien, pero probablemente no es lo que un aficionado al automóvil se está preguntando sobre la nueva creación de la mítica firma italiana.

Detrás del Huayra hay un concienzudo desarrollo en materiales ligeros, aerodinámica y fluodinámica destinados a mejorar la precisión en el comportamiento del Zonda. El chasis carbo-titanio completamente nuevo se caracteriza por las puertas de ala de gaviota que brotan de un área central del tech. La investigación se focalizó sobre los materiales compuestos ya probados en el Zonda R para alcanzar los más elevados niveles de rigidez y el menor peso.

Fruto de este análisis, los subchasis anterior y posterior en cromo-molibdeno ofrecen una relación entre peso y rigidez excepcional, lo que permite a las suspensiones trabajar en las mejores condiciones. La búsqueda de la reducción del peso ha llevado aun ingeniosa combinación de elementos estéticos y estructurales, como por ejemplo los conductos del sistema de climatización integrados en la estructura del chasis. En resultado de todo ello es un peso total de 1.350 kg.

En el corazón de este Dios del Viento se mantiene el 6.0 V12 biturbo de AMG desarrollado específicamente para Pagani no sólo para satisfacer la aplicación técnica y los aspectos de calidad más exigentes, sino también para acentuar el doble carácter del coche: de uno de los GT más refinados de todos los tiempos a una máquina implacable con más de 700 CV y 1.000 Nm cuando el conductor tiene la osadía de solicitarlo vía acelerador.

La potencia del V12 es transferida a las ruedas a través de un cambio secuencial de siete marchas con embrague bidisco montado transversalmente. La adopción del doble embrague que parece estar tan en debate últimamente entre los fabricantes de superdeportivos se descartó porque significaba un aumento del peso en 70 kg, y el cambio completo del Pagani Huayra pesa 96 kg.

El resto de planteamientos mecánicos hablan por sí solos: lubricación por cárter seco, sistema de escape de titanio, sistema de alimentación con dos bombas de combustible controladas por un microprocesador, y un interminable etcétera.

La geometría de las suspensiones, desarrolladas a partir del Zonda R, fue concebida para acentuar la precisión en el comportamiento de este último. El cambio más significativo es la distancia entre ejes, que ha sido aumentada en 70 mm. Todo ello se traduce en un reparto de pesos 44/56 y culmina con unos neumáticos Pirelli PZero fabricados específicamente para el Huayra capaces de soportar velocidades superiores a los 370 km/h.

La carrocería dispone de cuatro flaps accionables de forma independiente, cuyo movimiento varía constantemente su ángulo de penetración aerodinámica del vehículo. Una centralita específica controla esta metamorfosis permanente recibiendo y elaborando informes sobre velocidad, inclinación, aceleración lateral, ángulo de giro, o posición del acelerador y el freno. La investigación fluodinámica también ha permitido utilizar las diferencias de presión para generar flujos espontáneos de extracción de los radiadores, cuyo aire se canaliza parcialmente para generar más carga aerodinámica en el tren delantero y refrigerar los frenos.