La nueva Maserati crece con el Quattroporte

En la primavera de 2010, Sergio Marchionne, el mandamás del Grupo Fiat, anunció entre otras cosas que Maserati tenía que vender más coches, unos 50.000 en todo el mundo, en los siguientes 5 años.

Para conseguirlo, se propuso que la firma de coches de lujo y altas prestaciones del consorcio italiano dispondría, además de la gama actual, de otros dos modelos “superventas”, es decir, ubicados en segmentos inferiores a lo que Maserati ha acostumbrado en sus casi 100 años de historia.

Antes, sin embargo, había que actualizar su buque insignia, el Quattroporte, para el cual se habían dado un margen de 4 años, pero parece que les ha sobrado uno.

Se trata de la sexta generación de la berlina de cuatro puertas de Maserati, que precisamente en 2013 celebrará 50 ejercicios desde su primer lanzamiento.

Desde entonces hasta hoy, este modelo casi siempre ha significado lo máximo en representatividad tal y como la entienden en Italia, es decir, que el lujo está muy bien pero que es necesario acompañarlo de prestaciones impecables.

En esta ocasión se ha optado por seguir una línea estética continuista respecto a su rompedor, a la par que elegante, antecesor, aunque la nueva carrocería es más grande, lo que sin duda se habrá aprovechado para mejorar la habitabilidad. Poco que objetar, pues, ante un ejercicio de estilo llevado a la vida real como sólo en el país transalpino saben concretar.

Del motor V8 del nuevo Maserati Quattroporte, de momento, poco se sabe con certeza, aparte de que es el primero de una nueva generación que se irá extendiendo al resto de la gama y que se ha desarrollado al alimón con los ingenieros de Ferrari (de hecho, será producido en su planta de Maranello).

Especular es gratis, pero como anuncian que además de potentes también serán más ecológicos que nunca, la inyección directa de gasolina y el sistema Stop&Start probablemente formen parte del equipamiento tecnológico.