París (Francia).- El año 2004, Citroën presentaba el primer modelo con sistema de parada y arranque automático del mercado. Se trataba del Citroën C3 Stop&Start, una versión del popular polivalente francés equipada únicamente con el motor de gasolina 1.4 16v de 75 CV.
Este dispositivo, que poco después incorporó también el C2, debe su nombre a la actuación del alternador reversible de 2,2 kW, un componente capaz de generar la electricidad necesaria para recargar la batería mientras el vehículo está en marcha y, también de arrancar el motor.
El desarrollo de este ingenioso sistema, denominado StARS, se debe a Valeo, empresa especialista en componentes para automoción, y gracias a él se pueden homologar unos consumos de combustible aproximadamente un 15% más bajos en ciclo urbano en un coche como el smart fortwo mhd (micro hybrid drive).
A pesar de la eficacia del sistema, su relativamente escasa capacidad limitaba su aplicación a coches pequeños con motores de gasolina de baja cilindrada. Ésa, y ofrecerlo como opción en lugar de ser equipamiento de serie, serían las explicaciones de por qué su difusión ha sido más bien escasa hasta la fecha.
Ahora el Grupo PSA Peugeot Citroën introduce la segunda generación del sistema microhíbrido, y lo hace con unos planes mucho más ambiciosos. Al ofrecer un par un 70% superior a su predecesora, es capaz de funcionar conjuntamente con el motor 1.6 HDi, tanto con cambio manual como con el robotizado.
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Esta ganancia permitirá al consorcio francés instalarlo a partir del último trimestre de 2010 en modelos de gran variedad de tamaños y segmentos, como el Citroën C3, el DS3 o el C5. Con ello, se prevé que en 2013 haya circulando un millón de coches microhíbridos, y eso que no es hasta ese año que comience a montarse en motores de gasolina y en los 2.0 HDi.
Valeo llama i-StARTS a esta evolución del dispositivo, y la diferencia principal respecto al anterior radica en la integración de la centralita de control en el generador eléctrico.
Otra de las ventajas es que ahora es capaz de parar el motor antes de que el coche se detenga por completo. Así, en las unidades con cambio automático el propulsor deja de gastar combustible a partir de los 8 km/h, mientras que con el manual lo hace cuando se baja de 20 km/h, con lo que el ahorro es superior.
El arranque tarda 400 milisegundos (50 milisegundos más que antes) y, al contrario que la mayoría de los sistemas Start&Stop que cuentan con un motor de arranque reforzado, pone en marcha el propulsor con suavidad y en silencio.
