
Aunque con llegada de la carrocería larga, el Qashqai +2, se realizaron algunos cambios menores, las modificaciones previstas para la próxima primavera (fuentes de la marca afirman que como pronto no llegará a nuestro mercado hasta bien entrado marzo) sí muestran una modernización de sus líneas.
El frontal ha sido completamente renovado, con un nuevo capó, paragolpes, aletas y faros, mientras que para la parte trasera se han adoptado pilotos tipo LED de diseño transparente.
En el interior destaca el panel de instrumentos, ahora con grafías más claras y legibles de los relojes principales (velocímetro y cuentavueltas), entre los cuales se ha situado un ordenador de a bordo rediseñado, con pantalla blanca de cristal líquido.

Detalles como un nuevo material aislante en puntos estratégicos, así como un parabrisas «acústico», contribuyen a mejorar el confort de marcha gracias a un menor nivel sonoro. Pequeños cambios en la suspensión también van encaminados en esta dirección, a la vez que se ha buscado mejorar la respuesta en carretera.

El resto de combinaciones mecánicas son conocidas, como el propulsores de gasolina 1.6 y el diésel 1.5 dCi, ambos con tracción delantera, y los 2.0, también en gasolina y diésel, los dos con cambio manual de serie y con la posibilidad de adquirirse con tracción delantera o 4×4. El 2.0 gasolina tiene como opción una transmisión CVT, mientras que el turbodiésel 2.0 dCi 4WD se puede solicitar con un cambio automático convencional, con convertidor de par.