
El coupé-cabrio adopta en su parte delantera el lenguaje de diseño que marcó Volvo con el S60 Concept Car, futura berlina intermedia en la gama de la marca.
Así pues, cambian faros y parrilla, además del marco de los faros antiniebla, parachoques y capó. En conjunto, se ha logrado un frontal en forma de cuña con el que los diseñadores de la marca han intentado modernizar la elegancia de sus líneas.
También cambia el parachoques trasero, al que acompañan unos nuevos pilotos que se iluminan mediante la misma tecnología LED utilizada en el crossover XC60.
El interior se ha visto beneficiado por el restyling al que ha sido sometido el Volvo C70, cuyo panel de instrumentos, específico para este modelo, ha sido rediseñado.

Como es tradición en Volvo, la seguridad se ha cuidado al máximo, con un equipamiento de serie que incluye airbags frontales y laterales, además de los de cortina, así como pretensores para las cuatro plazas que ofrece este descapotable con techo rígido.
La capota, por otra parte, está formada por tres piezas y puede abrirse o plegarse en 30 segundos.

Se ofrecerán también dos variantes diésel, el 2.0D, un tetracilíndrico de origen Ford-PSA (Peugeot y Citroën) que entrega 136 CV, y el D5, de 180 CV.