
Aún cuando el sector del automóvil permanece unido al concepto de innovación tecnológica, este motor es la prueba de cómo un buen diseño inicial ha podido ser desarrollado por los ingenieros de Bentley desde 1959 hasta la actualidad. Su potencia se ha incrementado con los años en un 150% gracias a la introducción de la inyección, la turbocompresión o el intercooler, y se ha conseguido adaptar a las actuales normativas de emisiones contaminantes.
Fabricado a mano desde sus inicios, este propulsor de 6.8 litros -6 3/4, según terminología de la marca- y 8 cilindros en V entrega hoy en día 530 CV y 1.050 Nm de par máximo a 3.250 rpm, y permite al Bentley Brooklands acelerar de 0 a 100 km/h en 5 segundos y alcanzar los 296 km/h.
