Prueba Skoda Roomster 1.2 TSI Scout: a tu rollo

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Prueba realizada por Roger Escriche

Si alguien quiere comprarse un monovolumen pequeño con el sello del Grupo Volkswagen, tendrá que optar obligatoriamente por un Skoda. Así de sencillo. Esta ha sido una de las estrategias de diferenciación de la firma checa respecto al resto de las marcas del Grupo en los últimos años: inventarse carrocerías inexistentes en Volkswagen, en SEAT, y ya no digamos en Audi (Bentley y Lamborghini aquí no pintan nada, por supuesto).

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Lo mismo pasa con el segmento de los SUV pequeños, donde el Yeti que ya probamos en su día no cuenta, por ahora, con réplicas por parte de otras marcas del Grupo.

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El Skoda Roomster se siente cómodo en su papel de monovolumen pequeño. Cuenta con una estética bastante particular y suficientemente diferenciada respecto al Fabia, con el que comparte plataforma, y el valor añadido de la versión campera Scout, que también lo diferencia de propuestas estrictamente asfálticas de otras marcas como los Citroën C3 Picasso, Lancia Musa, Nissan Note, Opel Meriva, Renault Modus o Toyota Verso-S. Por lo menos estéticamente. Quizás la propuesta de KIA con el Soul se acerque un poco más a la filosofía Roomster Scout, aunque basta con echarles un vistazo para darse cuenta que se parecen tanto como un huevo y una castaña.

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El motor de 1,2 litros TSI de 105 CV con inyección directa y turbocompresor que monta esta variante del Skoda Roomster Scout es uno de los últimos paradigmas volkswagenianos del downsizing. Basta con un dato clave para entender que en el Grupo se sienten bastante orgullosos de su rendimiento: lo han montado en el Golf, además del SEAT León y el Audi A3. Y si lo monta el Golf, es que es bueno para todos.

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Las principales características de este propulsor son un empuje a medio régimen muy digno teniendo el cuenta la escasez de cilindrada y un funcionamiento suave y silencioso hasta el extremo, que a veces hará que nos preguntemos si realmente hemos llegado a arrancar.

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Los problemas ocasionados por la baja cilindrada sólo se aprecian cuando cargamos hasta los topes el Roomster y nos disponemos a afrontar una subida pronunciada. En este caso, los 175 Nm de par máximo disponibles entre las 1.550 rpm y 4.100 rpm poco pueden hacer. Para el resto de situaciones son más que suficientes, con el añadido que los consumos difícilmente se nos dispararán.

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Si bien las cifras oficiales anuncian 5,3 l/100 km en conducción combinada, la mayor parte de nuestra prueba atacó directamente al Talón de Aquiles del propulsor, puesto que la realizamos en frecuentes zonas de subida y con cinco ocupantes en el vehículo. En estas condiciones adversas, los consumos se encaramaron hasta los 8,0 l/100 km.

Cuando probamos el Volkswagen Golf equipado con este propulsor y un cambio manual de 6 velocidades, ya nos pareció que la opción de montar el DSG de 7 marchas podría mejorar el comportamiento del conjunto, y así ha sido: el cambio de doble embrague se muestra en todo momento como el aliado perfecto de este 1.2 TSI. Gracias a su rapidez, las revoluciones no decaen cuando más falta nos hacen. Él solito se preocupa de que el régimen de giro sea el apropiado en cada momento.

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Si el Grupo Volkswagen se caracteriza por una solvencia generalizada en cuanto a comportamiento con los matices propios de cada marca, en Skoda solemos toparnos con la cara más amable.

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El Skoda Roomster cumple en este sentido con el guión previsto. El McPherson delantero con brazo inferior triangular y barra estabilizadora y el eje multibrazo con barra estabilizadora trasero os ofrecen un comportamiento cómodo y previsible.

Una distancia entre ejes de 2,60 metros y unos neumáticos de perfil bajo 205/40 montados en llantas de 16 pulgadas y una dirección muy correcta dotan además el Roomster de una cierta agilidad en zonas puramente urbanas o con frecuentes cambios de dirección, sin penalizar su comportamiento en vías más rápidas.

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Otra cosa muy diferente es el comportamiento off-road de esta versión Scout. Las protecciones plásticas de la carrocería cumplen perfectamente con el cometido a la hora de proteger las partes bajas de la acción de la vegetación. Ahora bien, ni las suspensiones, ni a atura libre al suelo, ni por supuesto los neumáticos nos permitirán muchas alegrías en terrenos difíciles. Para ello Skoda ya tiene las versiones 4×4 del Yeti.

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El perfil familiar del Roomster y su papel como monovolumen dentro de la gama Skoda quedan perfectamente claros cuando se accede al interior. Nuevamente, y no es la primera vez que tenemos esta impresión al probar un Skoda, nos parece que se ha sacado mucho partido de los 4.214 mm de longitud del coche.

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Desde luego, las formas exteriores lo delatan. El espacio interior es muy decente incluso para cinco ocupantes. El sistema VarioFlex de asientos traseros es sencillo y sin alardes, pero intuitivo y práctico, y la capacidad de carga del vehículo puede pasar de los 480 litros iniciales a unos destacables 1.810 litros sin los asientos traseros.

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Los materiales que encontramos en el habitáculo no transmiten la calidad que podemos palpar en un Octavia, pero son siempre correctos. La ausencia de alegría y color también es destacable en un vehículo de su perfil, pero esto no es una cuestión de lujo, de acabados milimétricos y de tecnología por centímetro cuadrado. Es un tema de practicidad al que la firma checa parece haberle encontrado la medida.

Las características que distinguen al acabado Scout se hallan principalmente en el exterior, pero también tiene ciertos toques camperos en el habitáculo, como la tapicería de material resistente y el logo de la versión en las alfombrillas y el maletero.

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El Skoda Roomster Scout es un compendio de conceptos, pero en el que se siente más cómodo es en el de monovolumen gracias a su interior sencillo pero bien pensado y a una capacidad de carga muy destacable en un vehículo de sus dimensiones.

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La variante Scout aporta aquí ese plus de practicidad necesaria en un entorno campestre, siempre y cuando no se nos ocurra exigirle lo que no debemos, y el motor 1.2 TSI de 105 CV es el más apropiado para los que busquen una buena relación entre prestaciones y consumos siempre y cuando no necesiten aprovechar a menudo la capacidad de carga del vehículo.

El acabado Scout, disponible a partir de 19.280 € incluye elementos como las barras longitudinales en el techo, los faldones específicos, las llantas de aleación, los cristales laterales y central trasero oscurecidos, y equipamientos como el sensor de presión de neumáticos, el Climatronic y la preinstalación del navegador.

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