Prueba SEAT León Cupra: para iniciados

Prueba realizada por: GAP

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©Cochesafondo

El debate sobre los compactos con 200 CV largos debajo del capó es uno de los más apasionantes, precisamente por pasionales, que circulan actualmente por el mundo del automóvil. ¿Qué hacer con tanta caballería en coches tan pequeños? ¿Cómo conseguir que conducirlos no se convierta en una batalla sin tregua?

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Desde luego, el punto número uno es un buen bastidor, correctamente dimensionado para lidiar con semejantes cifras de potencia, y el SEAT León Cupra lo tiene. Pero a partir de aquí, barra libre. El debate continúa abierto y hay opciones para todos los gustos. Aprovechémoslo antes de que alguien llegue a la conclusión de que hay una opción más eficiente que el resto, porque no todos los conductores que optan por alguna de estas bestias buscan eficiencia, y sí sensaciones. A menos que quieran encerrarse en un circuito y entregarse a ese juez imparcial que es el cronómetro.

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Hay tracciones delanteras con 240 CV, sin más, como es el caso del SEAT León Cupra. Soluciones más exclusivas con diferencial mecánico o electrónico, como el Mazda 3 MPS de 260 CV, el Mini John Cooper Works con 211 CV, o el Renault Mégane RS, aunque en este caso sólo como opción. Tracciones totales como las del Audi S3 Sportback o del Volkswagen Golf R32, tracciones traseras puras como las del BMW 130i con 265 CV. Todas las opciones pueden ser válidas a su manera y ofrecer sensaciones de conducción completamente diferentes, aunque todas tienen un denominador común: salen del pie derecho y ascienden por todas las terminaciones nerviosas del cuerpo hasta llegar al cerebro convertidas en una explosión de sustancias químicas.

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