



Röhrl concluyó su carrera en rallyes en Audi, marca con la que luego se pasaría a los circuitos hasta colgar oficialmente el casco, aunque en realidad jamás haya dejado de pilotar hasta hoy. En las pruebas de pista, Audi y Röhrl volvieron a imponer la tracción quattro tanto en los circuitos americanos de TransAm e IMSA, como en el DTM alemán, en su retorno a Europa.