





Pero no importa, porque apenas te has ajustado la hebilla del casco y oyes el sonido plástico de la puerta al cerrarse, no te da tiempo a nada más que a sujetarte donde puedas. Los que saben, dicen que es fundamental hacer fuerza con las piernas, y solo con ellas, sobre la útil plataforma que hace de reposapiés, pero mientras trato de hacer lo que me dicen me pregunto por qué a mí nadie me ha dado un protector dental como el que luce Nani al sonreírme cuando me estrecha la mano.
Uno intenta, como otras tantas veces, hacerse el profesional y fingir que no espera vivir nada especial. Pero el fracaso es estrepitoso desde la primera curva o, mejor dicho, desde que Roma realiza el primer giro a izquierdas para ir hacia donde se supone que hay una pista.

