Prueba Aston Martin V12 Vantage S: ruda nobleza

 

Prueba realizada por Gaby Esono

Un responsable de una de las marcas premium “populares” me comentaba en el pasado Salón de Ginebra 2014 que era una suerte trabajar en una marca como la suya porque, “modestia aparte, se vende sola”. No le faltaba razón.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-42La forma como algunos fabricantes han sabido trasladar al público durante décadas –o más de un siglo, en algún caso- una manera muy concreta de hacer coches les permite, hoy en día, jugar con una cierta ventaja.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-13Se trata, en cualquier caso de una ventaja tramposa. La gente espera, o más bien exige, que todas tus creaciones estén a la altura de la fama de la marca, granjeada a fuerza de mantener unos valores generalmente muy estrictos: que si gran fiabilidad unas; que si acabados exquisitos las otras; que si excepcionales prestaciones y placer de conducción casi todas; etc., etc., etc.

¿Qué ocurre entonces cuando Cars Gallery, concesionario Aston Martin en Barcelona, te llama para participar en una toma de contacto de un modelo de su gama?

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-143Lo primero es que te falta tiempo para responder que sí. Lo segundo es que empiezas a tirar de ideas preconcebidas sobre lo que debe representar conducir un coche de la marca británica de deportivos de más rancio abolengo.

Al echar un vistazo a la lista de vehículos disponibles, la vista se me quedó clavada en uno en concreto: Aston Martin Vantage V12 S. Doce razones tuve, las justas y necesarias, para elegir este coupé biplaza frente a otras opciones que también eran de lo más interesantes.

Imagina que un día te levantas con la idea de que vas a probar un Aston Martin. Sabes ese Aston Martin se llama V12 Vantage S. Y recuerdas que con esa S la firma de Gaydon explica, como quien no quiere la cosa, que según ellos se trata del coche de producción con mejor aceleración del planeta: de 0 a 100 km/h en apenas 3,9 segundos.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-68Y de paso, es también el más rápido de los coches que hayan lucido alguna vez el logo alado de Aston Martin, con una velocidad punta de 328 km/h. Todo ello con permiso del especialísimo y extinto Aston Martin One-77.

Sin ninguna duda, lo que hace especial a este biplaza es la joya que oculta, a duras penas, bajo su prolongadísimo y estrecho capó. El motor 6.0 V12 de aluminio que Aston Martin produce en la planta de Ford en Colonia (aunque no por mucho tiempo, después del acuerdo alcanzado con Mercedes-Benz AMG) es una de las pocas reliquias atmosféricas de alta cilindrada que quedan en el mercado.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-13La evolución AM28 desarrollada para el Aston Martin V12 Vantage S cuenta con la última generación de gestión electrónica de Bosch y entrega al eje trasero 573 CV de potencia a 6.750 rpm, además de un par motor de 620 Nm a 5.750 rpm. Como intermediaria entre este poderoso propulsor y las ruedas, una caja de cambios manual automatizada Sportshift III AMT de 7 relaciones, derivada de la que estrenó el V8 Vantage S y 25 kg. más ligera que la manual de 6 marchas del antiguo V12 Vantage.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-39Con estas premisas me plantaba yo frente al volante de esta máquina impresionante de ver y de tocar. Mis sentidos apenas dieron para atender el par de indicaciones del responsable de la marca, antes de introducir la llave de metacrilato en su ranura, justo en el centro del salpicadero. Piso el freno, pulso a fondo la llave y, de repente, los nervios que me había esforzado en disimular salen a flor de piel… de gallina. Qué sonido. Qué barbaridad. Y qué menos, teniendo en cuenta que el sistema de escape está tomado del Aston Martin One-77 que, además de ser más ligero y compacto, es sensiblemente más sonoro. Y sólo iba por el ralentí.

Al más puro estilo speed dating, había poco tiempo para presentaciones y para conocernos el uno al otro. Lo primero fue hacer las fotos, una sesión necesariamente rápida. Lo siguiente fue ir a ver de qué son capaces 573 CV en una carretera muy estrecha y bacheada, ideal entre otras cosas para sentir en tus carnes la diferencia entre los modos ‘Normal’, ‘Sport’ y ‘Track’ de la suspensión adaptativa.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-31Habrá quien diga que un coche así sólo lo puedes poner al límite de verdad en un circuito. Es cierto. Su velocidad de paso por curva parece estar cerca del infinito cuando ocupas casi la mitad de una carretera de cinco metros de ancho. Con la ventanilla levemente bajada, el aullido de los 12 pucheros retumba en la pared de roca y multiplica la impresión de estar conduciendo una bestia parda que, a pesar de su rudeza, se deja llevar bastante bien.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-51Porque la presentación del Aston Martin V12 Vantage S será elegante, pero sus modales son de tipo duro y que no se anda con chiquitas, sobre todo en las distancias cortas, a poca velocidad. Cuando te pones medio en serio te obliga a prestar toda la concentración, y entonces ya no chocan tanto la brusquedad del cambio y la dureza de la dirección. Ésta, por cierto, es muy directa (2,5 vueltas entre topes), lo que resulta de una gran ayuda cuando las curvas te asedian.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-86En ese momento, los neumáticos Pirelli P Zero Corsa (255/35 ZR19 delante; 295/30 ZR19 detrás) dan pronto señales de vida. Son muy eficaces, pero avisan convenientemente de que los límites se están acercando.

No puede ser de otra manera, porque por lejos que se hayan propuesto ponérselos, el V12 Vantage S los alcanza con una facilidad pasmosa.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-35Suerte que el inquebrantable equipo de frenos, con discos carbocerámicos, de 398 mm de diámetro y pinzas de 6 pistones delante, 360 mm y pinzas de 4 pistones detrás, ayudan a lo suyo a poner las cosas en su sitio muchas veces cuando todavía os estáis conociendo; o lo que es lo mismo, son los instigadores que animan a buscar un hueco en la agenda para concertar un track day.

¿Es este biplaza realmente capaz de alcanzar los 100 km/h en menos de 4 segundos? No lo sé. Lo que sí sé es que tal como acelera sus “apenas” 1.665 kg de peso, más que un cronómetro, lo que necesitas es un medidor de adrenalina.

Una de las razones por las que no tiene mucho sentido hablar de cifras en un coche como éste es porque algunas pueden llevar a engaño. Un ejemplo, su longitud: 4.385 mm. O lo que es lo mismo, 36 mm más que un Volkswagen Golf de 5 puertas.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-75El Aston Martin V12 Vantage S, claro está, no resiste ninguna comparación con la habitabilidad del compacto alemán. Y es que, dedicando tanta proporción de su perfilada silueta al afilado frontal, no se nos va a ocurrir encima exigir cuatro plazas, ni siquiera una configuración 2+2.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-82Antes al contrario, se ha pasado de compromisos que no llevan a ninguna parte (para llevar a dos niños incómodos, mejor soldar barras que refuercen la carrocería) y crear un interior que haga sentir bien a quien ha pagado por este coupé de dos puertas más portón, y también, tal vez, a quien se atreva a acompañarle.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-79Entre maletero y espacio tras los asientos, con 300 litros de volumen te da para pasar unos cuantos días en un hotel en los alrededores de Nürburgring.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-50El puesto de conducción, muy bajo, te recuerda que el Vantage S se pavonea por los circuitos de medio mundo con resultados en competición bastante respetables.

Qué menos. Sus asientos te sujetan sin miramientos y no debes esperar de ellos que filtren lo que la suspensión transmite al interior, que viene a ser algo así como absolutamente todo, la pongas como la pongas.

Si un coche debe proporcionar sensaciones, el Aston Martin V12 Vantage S logra ese objetivo con creces. Es una máquina formidable, cuya estampa promete emociones de las fuertes. Su sonido al arrancar es la primera de ellas y de ahí, todo es in crescendo.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-129No lo hace a cambio de nada. El coupé británico exige buenas manos si quieres llevarlo ya no digo rápido, sino simplemente a buen ritmo. Si se trata de buscar los límites, es imprescindible que alguien te enseñe a hacerlo.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-55Autodidactas con dinero, pregunten en recepción por otras opciones igualmente emocionantes pero más aptas para todos los públicos.

Y esa es precisamente una de las muchas gracias de este Vantage S. A pesar de que cuenta con todos los sistemas de ayuda a la conducción –y alguno más- que se requieren hoy en día, ponerse al volante supone un reto en el que se mide tu verdadera capacidad como piloto. Y para ello no basta sólo con dinero.

Si piensas que en un vehículo que cuesta tanto como una casa (o dos, o tres…) no se tienen en cuenta conceptos más mundanos como la ‘calidad percibida’, te equivocas.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-78Frente a detalles tan vistosos como unos asientos de piel cuidadosamente rematados, unas levas del cambio de fibra de carbono, o un salpicadero de exquisito diseño, uno puede encontrarse con ciertos mandos, menos a la vista, que todavía recuerdan demasiado los tiempos en los que Aston Martin estaba bajo el paraguas de Ford.

prueba-aston-martin-v12-vantage-s-80¿Eso afecta a la conducción? Para nada, pero su tacto excesivamente tenue empaña la recia presencia general de un interior, por otra parte, rematado como uno sí espera de cualquier producto de Gaydon, que por algo su precio de salida supera los 200.000 euros.

 

Sé el primero en comentar