Los mejores motores del mundo 2010: BMW 3.0 turbo

Durking (Reino Unido).- Una vez más, el bloque de 6 cilindros en línea de gasolina de BMW se ha impuesto sobre el resto, incluso sobre el diésel de la misma marca bávara, que ha quedado en segunda posición.

El jurado del International Engine of the Year Award, sin embargo, llegó con cierto retraso, porque el conocido motor Twin Turbo, un biturbo con distribución variable Bi-Vanos e inyección directa que animaba a prácticamente toda la gama del fabricante bávaro, ha ido dejando paso al TwinPower Turbo.

Estrenada el año pasado en el BMW 535i Gran Turismo, la nueva variante del motor 3.0 TwinPower Turbo cuenta de partida con la ventaja propia de su arquitectura, que permite una finura de funcionamiento inigualable para cualquier V6. Pero como no sólo de refinamiento vive la mecánica, BMW ha combinado en este propulsor de gran parte de los avances tecnológicos que tiene a su disposición en este momento.

Así, a la inyección directa de gasolina High Precision Injection y al sistema de sobrealimentación con turbo, a este propulsor de 2.979 cc se le ha incorporado el sistema Valvetronic de control variable de la carrera de las válvulas, así como del tiempo de apertura de las del lado de la admisión.

La ventaja fundamental de este sistema es que permite controlar la entrada de aire a la cámara de combustión de manera mucho más precisa que con la habitual mariposa. Lo mismo se puede decir de la inyección directa de alta presión, ya que al mezclarse la gasolina con el aire en la misma cámara de combustión, se mejora sustancialmente la eficacia del combustible.

El turbo, por su parte, es del tipo Twin Scroll, es decir, que recibe los gases de escape separados de tres en tres cilindros, de manera que la respuesta es mucho más rápida que en un turbo convencional. Además, de esta manera se ahorra la complejidad técnica que supone el sistema biturbo usado todavía en el BMW 740i o en los Z4 sDrive35i y Z4 sDrive35is, éste con ‘overboost’.

El resultado más notable ha sido un sensible descenso de los consumos a pesar de mantener el mismo nivel de potencia, 306 CV a 5.800 rpm que pueden pasar de terriblemente rabiosos a simplemente poderosos en función de la carrocería en la que se encuentren.

También el par se mantiene, pero ahora los 400 Nm de fuerza máxima se entregan entre 1.200 y 5.000 rpm, cuando en el biturbo había que esperar hasta las 1.300 rpm.

De la excelencia de este motor da fe el hecho de que BMW lo monta en toda su gama de modelos, desde las carrocerías coupé y cabrio del Serie 1 hasta los imponentes todocaminos de Múnich, el X5 xDrive35i y el X6 xDrive35i.

En función del modelo, el 3.0 turbo de BMW puede ir asociado a un cambio manual de 6 relaciones, automático de 6 u 8 velocidades o incluso el eficaz DKG con doble embrague de 7 marcas, en los 335i Coupé y 335i Cabrio. Y con tracción trasera o a las cuatro ruedas. ¿Qué más se puede pedir?