Uno de los valores que están adquiriendo mayor protagonismo en las empresas es el de ‘responsabilidad social corporativa’, RSC. Explicado grosso modo, se trata de un concepto con el que se trata buscar optimizar la implicación de las compañías con las personas, el entorno y la economía.
Los conductores aprenden detalles insospechados en ‘Ford Conduce tu vida’
Fruto de este empeño, Ford inició hace más de 10 años en EEUU un programa formativo para que los jóvenes conductores tomaran conciencia de los peligros que se corren al volante. Los buenos resultados de la fórmula les animó a exportarla a Europa y, en 2013, 400 conductores de entre 18 y 24 años de edad tuvieron ocasión de participar en la primera sesión de estos cursos.
Los alumnos ponen mucho interés en los cursos de ‘Ford Conduce tu vida’
Este año 2014 se prevé que sean más de 1.000 los jóvenes que vivan esta experiencia, denominada ‘Ford Conduce tu vida’, que pone el acento fundamentalmente en el peligro que implica el consumo de alcohol y drogas cuando se conduce.
El pasado día 15 de mayo estuve en una de las jornadas que se celebraron en el helipuerto del Circuit de Barcelona-Catalunya, a las que asistieron un total de 300 conductores jóvenes, repartidos en tres días y sesiones de mañana y tarde.
En los cursos ‘Ford Conduce tu vida’ se hacen pruebas de conducción de todo tipo
Perfectamente uniformados con los polos azules que regalaba Ford, participaron en las diferentes pruebas organizadas en dicha superficie, donde se diseñaron varios circuitos con conos.
Al volante de diversos Ford Fiesta, realizaron diversos ejercicios de aceleración, frenada, trazada e, incluso, control del derrapaje. De ese modo, los alumnos pudieron conocer en un escenario controlado -y a baja velocidad- las reacciones de un vehículo al límite, y cómo actúan los sistemas de seguridad activa.
Los cursos ‘Ford Conduce tu vida’ están teniendo una alta demanda
También se hizo hincapié en aspectos como el mantenimiento básico del vehículo. Se enseñó, por ejemplo, a «leer» las señales de posibles averías (pérdida de líquidos o aceite, etc.) y a prestar la atención debida a la presión de los neumáticos, entre otros.
Más llamativa era, sin embargo, la actividad de simulación de conducción en estado de embriaguez. Los jóvenes se ponían un vestido especial, desarrollado por Ford, que cuenta con gafas de visión en túnel, orejeras, lastres de muñeca y rodilla, y vendajes en codos, cuello y rodillas. Todo ello dificulta incluso tareas sencillas como caminar en línea recta y pone de manifiesto los efectos del alcohol y las drogas al ponerse al volante.
