Prueba BMW 120d: conducción sin fin

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©Cochesafondo

Prueba realizada por Gabriel Esono

El mundo del motor está invadido por centenares de axiomas que, hasta hace bien poco, podían considerarse prácticamente inquebrantables.

Uno de ellos tiene que ver con la falta de deportividad de los motores diésel, humeantes, traqueteadores y muy reacios a pasar de las 4.000 rpm, por no hablar de la peculiaridad más bien poco cautivadora de su sonido.

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La realidad del mercado, sin embargo, obligó a las marcas a trabajar un poco más todos esos detalles. Y lo han hecho tan bien, que hasta Porsche ha sucumbido a la tentación de meter una de esas mecánicas en el vano del Cayenne. ¿Herejía? Tal vez, pero aunque algunos crean que nuestro amigo Ferry esta revolviéndose en su tumba, es más que probable que incluso él hubiera caído en la tentación pragmática de sus herederos. Por algo fue el creador del Escarabajo.

En el fondo, la firma de Stuttgart no ha hecho otra cosa que ceder, aunque tarde, ante una demanda (en Europa) que pide coches diésel, incluso cuando en momentos como el actual se ponen en cuestión sus ventajas económicas y medioambientales.

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La transición de BMW al mundo del gasoil ha sido mucho más natural que la del fabricante de deportivos y se remonta a hace muchos años. Lo que resulta más cercano es la tendencia dinámica de estas mecánicas en su gama, ya que no fue hasta las últimas fases de la vida del E46 (la anterior generación del Serie 3) que pudo verse una «d» adherida a la tapa del maletero del coupé.

Superada esa etapa, ahora nos encontramos no sólo con que el diésel campa a sus anchas por casi todo el catálogo de la casa muniquesa (se salva el Z4, de momento), sino que por potencia y par motor planta cara sin complejos a sus alabados hermanos de gasolina.

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El otro detalle importante de esta prueba es el segmento al que pertenece este Serie 1. Tras el éxito de Audi con el A3, a los bávaros no les quedó otra que dejarse de las medias tintas que suponía el Compact y desarrollar un compacto de verdad, con todas las letras.

No todo iban a ser cambios: han colocado el motor en posición longitudinal para enlazarlo cómodamente con las ruedas traseras. Renunciar a eso habría sido prescindir de ser considerado un BMW en toda regla, un lujo que, afortunadamente, los chicos de Múnich no se quisieron permitir.

Aunque inicialmente el BMW Serie 1 se lanzó con la carrocería de 5 puertas, la que previsiblemente iba a ser la más vendida, con el tiempo la oferta se ha ido extendiendo con ésta de 3 que traemos para la ocasión y más tarde con las más exclusivas coupé y cabrio. Para algo la marca presume de ser premium.

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